El Arte y yo

El Arte y yo...y otras historias de mi vida.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Te fuiste, pero sigues aquí.


Pensé que la próxima vez que escribiera aquí sería para decir que ya me había licenciado (sí, ya soy oficialmente psicóloga, a partir de ahora ciertas charlas conmigo os saldrán por 60 euros...salvo a Toni y pocos más XD). Pero dejé pasar el tiempo y ahora mismo prefiero que la protagonista de esta entrada sea alguien que ha vivido conmigo durante 4 años. Tú no puedes leerme, es imposible...pero escribir estas palabras me consuela en el fondo...

Llegaste a mi vida un 24 de julio de 2006, y te fuiste de este mundo un 18 de septiembre de 2010. Te fuiste de este mundo, pero no del mío. No voy a olvidar nunca ese día, para mi fue traumático tener que ser yo misma la que te llevara al sitio donde te quitarían la vida. Sé que era lo mejor para ti, porque estabas sufriendo y sólo te esperaba más dolor...Pero no voy a olvidar nunca esa lucha innata que siempre tenías y tu aparente tranquilidad en la jaula cuando te acariciaba mientras esperábamos en la sala, o cuando te bañaba...ni olvidaré nunca tu cara de pánico cuando dejé de acariciarte para que el veterinario te llevase con él para poner fin a lo que empezó siendo un accidente.
Te echo mucho de menos, quizás a alguien le parezca insignificante ("sólo era una coneja", dirían algunos). Pero para mí era alguien más de la familia. Cuando vino con nosotros era casi un bebé, la sacaba por la casa...jugaba con ella...Recuerdo que al principio estaba en mi cuarto y me hacía mucha compañía. Le encantaba salir a correr por él y subirse a la cama, comerse mis apuntes...mearse en mi colchón...¬¬...Cuando después le cambié la jaula a la terraza siempre se escapaba y se iba a mi cuarto...le encantaba ese lugar. Y a mí también.
Son tantos los recuerdos bonitos que tengo contigo...es increíble como se puede querer tanto a estos animalitos. A pesar de que te volviste muy arisca y mordicona, yo siempre te quise mucho, y sólo tenía que soltarte de la jaula para que me demostrases que tú tb me querías. En los últimos meses de tu vida, no te quedó más remedio que aguantarme, porque tú ya no podías andar como antes, y necesitabas cuidados especiales. Esto nos unió aún más...de alguna forma aprendiste que yo sólo quería ayudarte y tu rabia desapareció. Te volviste entrañable y mis meses de verano se hicieron más llevaderos gracias a tu compañía, a pesar de las "ataduras" que me causaban cuidarte y tenerte en casa. No importa. No me importó...para mí era bastante con sujetarte entre mis brazos y verte limpia y agusto, soltarte por la casa, verte correr a tu manera, verte comer...y acercarme a ti y acariciarte sin que salieras corriendo despavorida.

No me olvido nunca de mis mascotas, pues para mí son más que mascotas, pero Azuki, tú siempre serás especial. No puedo dejar de ver una foto sin emocionarme, sin que se me inunde la cabeza de recuerdos...

Te querré y recordaré siempre, ¡mi niña guapa!